jueves, 20 de marzo de 2014

Lo complicado de jugar un partido


El pasado fin de semana jugamos contra el Leioa Ibaraki, un rival que sabíamos que nos iba a poner las cosas difíciles, un equipo bien ordenado, con sus limitaciones pero que saben bien lo que hacen. 

Hace cosa de un mes nos cambiaron el lugar donde íbamos a jugar el partido: el frontón de Etxebarri iba a ser nuestro campo esa jornada. Personalmente a mí no me gustan estos cambios, ya que jugar en casa genera un estado de ánimo que casi siempre es beneficioso. 

El día empezó muy mal, llegamos allí y nos encontramos con que el campo estaba ocupado por un equipo de balonmano. No terminaban de jugar hasta una hora después del inicio de nuestro partido. Un caos. Desconozco de quién fue la culpa de la mala organización, pero está claro que alguien se equivocó.

Conseguimos un campo diferente en un colegio en San Antonio, en la parte de arriba de Etxebarri. Todo muy precipitado. Quiero agradecer la predisposición tanto del Leioa Ibaraki como del árbitro por no poner trabas para jugar el partido en otro lugar. Fenomenal actitud.

Todo estaba trastocado, los tiempos iban demasiado acelerados, sin tiempo para calentar bien y con el nerviosismo encima. Se notó al principio del partido, nada más empezar tuvimos un fallo defensivo importante, encajamos un gol por un despiste y parecía sin duda que no iba a ser nuestro fin de semana. Al final controlamos el partido poco a poco, cambiamos el marcador y parece que todo se relajó ligeramente hasta el 6-1 final.

Sin duda dejamos al descubierto un déficit muy importante que tenemos. Nos desconcentramos muy rápido, al menor imprevisto perdemos mucha moral y tenemos que aprender a ser mas fuertes y a tener claras nuestras convicciones. Saber lo que sabemos hacer y que lo sabemos hacer bien. La auto-confianza es tan importante como el conocimiento de nuestras limitaciones.

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